Redacción Zeptto; Tancítaro tierra labrada con pies descalzos, con un origen prehispánico que lo apuntaló y reconoció por los locales como la sede de los reyes indios, de los caciques. Importancia que se mantuvo durante la colonia favoreciéndolo como sede tributaria y religiosa, después de la gran crisis de hambre y epidemias que se dio por los años de 1550, al debilitarse en numero la población de tancítaro y quedar en menos de mil habitantes, fue Apatzingán quien se gano el crecimiento y sumó mayor importancia, misma que actualmente permanece en muchos aspectos.
Un pueblo de indios tercos, testarudos y poco manejables, así lo refieren los textos de recopilación franciscana, en sus crónicas 1. Obligaron los mismo indios a que los ritos religiosos impuestos por los monjes fuesen en su lengua y no en el latín como era regla del obispado.
Un pueblo de guerra y de valientes con años de verdadera barbarie, asentados en mesetas salvajes, tierras bendecidas por agua, rodeada de volcanes como el pico de tancitaro y el jorullo, tierra en la que no existieron minas para la explotación de minerales, convirtieron a los habitantes prehispánicos en un vasto grupo dedicado a la lucha de poderes y conquista de territorios, armados con flechas, ataviados como túnicas blancas de manta que era abastecidas por los pueblos de Pátzcuaro, y existía estrecha relación y amistad entre estos reinos.
Dentro de los sacrificios que se hacían en Tancítaro llama mucho la atención el de la piedra central, donde desmembraban a los prisioneros y/o a los guerreros, les arrancaban el corazón y era un manjar para el rey, compartido solo con la familia de la realeza.
Así el TancÍtaro bárbaro, el prehispánico, con un poder inmenso, con una riqueza en tierras que se tradujo en grandes siembras de maíz, algodón, trigo, engordas de ganado principalmente vacuno, elaboración de queso, y una gastronomía rica en carnes por la variada fauna de la región que comprendía.
Hombres y mujeres que no concedían el gusto para la nueva fe, prueba de ello es que mientras en pueblos cercanos la orden franciscana construía conventos y templos casi catedrales, en Tancítaro solo se les facilito un corral para que allí lo hicieran convento, mismo que nunca se construyó como tal. Preferían los monjes pasar sus últimos días en otros lares como lo hizo fray Juan de Zorita quien prefirió morir en Acahuato, donde ya existía convento a pesar que era un pueblo de pocos indios, muchos menos que en el lugar de tributo Tancítaro.2
Tancítaro sigue el día de hoy siendo centro importante de la región, con sus riquezas naturales, agricultura y exportación de productos, con fe piadosa pero no un semillero de vocaciones, no repleto de iglesias,. Un Tancítaro que como en la época prehispánica, la colonia, y la actualidad vive una guerra que ha dejado muertes, conquistas y conquistados, luchas interminables, noches de miedo y angustias, hoy la piedra central del sacrificio se ve distinta mas no extinta.
1.FELIX DE ESPINOSA, Isidro, Crónica Franciscana de Michoacán, Morelia, Michoacán, Instituto de Investigaciones Históricas- Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Morevallado Editores, 2003, p. 372
2. M.H. María Carmen Alonso Núñez. De la Alcaldía Mayor de Tancítaro a la Subdelegación de Apatzingán: una transición social, política y administrativa (1750- 1812)
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Fotografía: Estudio Adriana Tancítaro