Ligeros pies al caminar y correr, tras la grosería piadosa de algún niño, ondean los olanes del vestido colorado, que dejan ver los pantalones por debajo, unas diez varas de tejocote verde amarradas fijamente son portadas con gallardía, sus rostros sudorosos y cansados se esconden tras la mascara del blanco y de las coloradas; las nueve coloradas, seis fariseos y el diablo custodian fielmente la tradición que heredo el padre Lorenzo Salazar.
Han pasado mas de 65 años y el ultimo encargo lo dejo por 30 años al Sr. Rosendo Jacobo, el padre Juan Vazquez recientemente fallecido, El se lo encomendó; un niño de 9 años inicio como fariseo, ha sido diablo, y hoy es una colorada, mas de 17 años portando la mascara, misma que es de respeto y seriedad.
Las coloradas viven toda la semana mayor, cada acto, los sermones, vía crucis, lavatorio de pies, en cada celebración lo acentuado de su mascara intima a los niños, solemniza a los grandes, sonroja a los curiosos y ordena a los inquietos; un momento especial es la apertura de la gloria en la misa del sábado santo, en el que al ver la luz son arrojados del templo con su impulso, provocando que cada colorada se revuelque en el suelo lidereados por el blanco.
El zirímo es un árbol de la región de Apo, que en su corazón alberga la fortaleza de las mascaras originales, que aun se conservan y cada año son reparadas y adornadas para el gran festejo; en las diminutas calles cercanas al santuario se dejan ver los judas jugando baraja con el blanco y los muchos habitantes de Apo, apostando y ganado dinero para con ello hacer la quema del judas el domingo de gloria por la noche, y culmina esta grandiosa tradición con la lectura del testamento de las coloradas de Apo, que han de volver el año siguiente con ánimos renovados de mantener viva una tradición única en el municipio de Tancítaro.
@MoraMora